DUELO
El duelo y la muerte son aspectos universales de todo ser humano.
Cuando las personas padecemos una pérdida, iniciamos lo que se denomina “proceso de duelo”, que es la forma en que nuestra mente se sanará tras el dolor provocado; es la forma de nuestra mente de adaptarse a esa pérdida. En la mayoría de los casos, este proceso se resuelve de forma espontánea pero se puede complicar por diversos factores:
◘ Personales: estar en un momento de mayor vulnerabilidad.
◘ Relacionales: Tipo de relación que se mantiene con lo que se ha perdido.
◘ Circunstanciales: Cómo se ha producido la pérdida.
◘ Históricos: haber padecido diversas pérdidas en un corto período de tiempo.
◘ Etc.
(Nomen, Martín L. 2007);
También puede ocurrir que “el proceso de duelo” se complique debido a diferentes causas. En estos casos, la persona se siente desbordada, recurre a conductas desadaptativas, o permanece perpetuamente en este estado sin avanzar en el proceso de duelo hacia su resolución (Horowitz y cols., 1980).
Es en estos casos, en los que el proceso de duelo se complica, cuando hay que recurrir a un profesional que pueda ayudar a superar este proceso adecuadamente. Así, se puede decir que “un proceso de duelo ha acabado” cuando la persona es capaz de pensar en la pérdida sin dolor, aunque sienta algo de tristeza porque es irremediable.